Las águilas eran las más nobles
de todas las criaturas aladas de Arda, porque fueron creadas por dos poderosos
Valar: Manwë, Señor del Aire, y Yavanna, Reina de la Tierra. Las águilas
se contaban entre las razas más antiguas y sabias. Estas aves siempre
fueron mensajeras y siervas de Manwë. Volaban por encima de todo el mundo
azul, porque eran los ojos de Manwë, y caían sobre sus enemigos como el
rayo. En la Primera Edad del Sol, habitaba en Beleriand una poderosa rama
de esta raza. Se las conocía como Águilas de las Montañas Circundantes
y vivían en elevados nidos en los picos llamados Crissaegrim. Estas águilas
alcanzaron gran fama por sus hazañas en la Guerra de las Joyas. Su jefe
era Thorondor, la más grande y majestuosa de ellas. Thorondor tenía una
envergadura de treinta brazas, y su velocidad era mayor que la del viento
más veloz. Thorondor y los suyos adquirieron la mayor gloria en la Guerra
de la Ira. El «Quenta Silmarillion» cuenta que las águilas resultaron
victoriosas combatiendo al más terrible de los males: los dragones de
fuego alados. En la Tercera Edad del Sol, Gwaihir, el Señor del Viento,
gobernaba a las águilas de la Tierra Media. Aunque no alcanzaba las dimensiones
de la más pequeña de las águilas de la Primera Edad, para la escala de
la Tercera Edad era la más grande de su tiempo. El pueblo de Gwaihir,
las águilas de las Montañas Nubladas, era fiero y muy temido por los Poderes
de las Tinieblas. En la Guerra del Anillo, Gwaihir, con su hermano Landroval
y con Meneldor el Veloz, se lanzó a menudo al combate al frente del ejército
de águilas. Ayudaron a derrotar a los orcos en la Batalla de los Cinco
Ejércitos. Rescataron al Mago Gandalf y a los hobbits Portadores del Anillo
y lucharon en la última batalla de la Guerra del Anillo, ante la Puerta
Negra de Mordor. |