Banda Sonora
Shore empuñó su batuta y conjuró a las almas luminosas que se encuentran en los Bosques vivientes de la Tierra Media, para que los Jinetes Negros, antiguos Reyes de lejanos lugares, puestos al servicio del señor del Mal, Sauron, se alejaran de Él. Pero era inevitable que estos seres demoniacos, sin más rostro que el que dejaban entrever las tinieblas de sus túnicas, se acercaran al rastro de sus notas, más cuando Shore no dejaba de ponerse el anillo, el único medio capaz de moverse entre mundos, el faro que guiaba a estos señores tenebrosos. ¿Podrá Shore deshacerse de estos seres del mal, y buscar un lugar mejor para todos los habitantes de la Tierra Media?
Muchas han sido las expectativas creadas
por el aficionado ante el resultado de todos los esfuerzos vertidos por
Shore para confeccionar esta magna obra que es Lord of the Rings. Y crear
expectativas nunca es beneficioso a la hora de buscar la riqueza en una
partitura que nos es nueva, más cuando utilizamos precedentes para situar
la valía del conjunto musical. Así pasa con Lord of the Rings. Conan el
Bárbaro sentó el verdadero precedente de esta magnífica composición de Shore.
Una obra capital, no sólo del genero de espada y brujería, sino la mayor
obra jamás creada por un compositor para el medio cinematográfico (según
muchos aficionados, entre los que me encuentro). Si nos alejamos de esa
preciada obra del no menos inconmensurable Basil Poledouris, podemos encontrar
determinadas referencias anteriores en Willow de Horner o en The First Knight
de Goldsmith. También podríamos echar mano de estructuras musicales tan
perfectamente aceptadas por todos, como es la trilogía de Star Wars de Williams.
Pero estaríamos muy equivocados. El señor de los anillos no parte de las
premisas iniciales que todos los aficionados asumen conociendo la fuente
de todo, el libro
de Tolkien. Ni parte de obras creadas anteriormente para historias con paralelismos
semejantes. Tenemos que ver el conjunto de todo según las manos que lo han
creado, según la creatividad de un genio sarcástico, como es Jackson.
Peter Jackson empezó su particular devenir cinematográfico con una película
que reunía su habitual sentido del humor negro, Bad Taste. Le llevó cuatro
años realizarla, pero mereció la pena, ya que después de esa prueba de fuego,
dentro de la industria del gore más original, pasaría a realizar Meet The
Feebles, esa locura con teleñecos metidos en el mundo de las drogas. Una
crítica a la sociedad actual y sobre todo a la trastienda del mundo del
cine.
Así pasaría por Braindead (o Dead Alive, como se llamo en EE.UU.), Forgotten
Silver, o como con un documental me puedo quedar con toda la gente y hacerle
creer que todo lo que cuento es verdadero (adelantándose así a El proyecto
de la Bruja de Blair), y así hasta llegar a su propia domesticación y su
obra más reconocida por el mundo especializado, Criaturas Celestiales, un
viaje por los sentimientos amargos y enfermizos de dos muchachas que conmocionaron
al mundo por una historia que no deja de ser un Reality Show, pero
que en manos de Jackson alcanza cotas magistrales.
Y llegamos a su primera incursión norteamericana de manos de Robert Zemeckis
y un casi proyecto de Historias de la Cripta, que al final se quedo en una
película aparte, The Frighteners (Atrápame esos fantasmas), gracias
a su ingeniosa forma de jugar con el espectador.
Después de un proyecto frustrado de dar vida de nuevo a King Kong, Jackson
respiró hondo, se armó de valor y se puso manos a la obra, gracias a los
chicos de la New Line, para llegar a hacer una adaptación largamente pretendida
por la industria cinematográfica, pero desestimada por los inexistente avances
técnicos pertinentes y las muy probables escaseces económicas.
Una vez vistas las primeras imágenes
y algunas fotos de producción, entendemos por qué Lord of the Rings de Shore
no puede seguir en ningún momento los parámetros que hicieron únicas a obras
como las citadas anteriormente y, por lo tanto, no es viable su comparación.
El señor de los Anillos está planteada como una película de Terror que transcurre
en un mundo de Fantasía heroica. Está claro que hay diferentes tipos de
historias de Terror, y más cuando éstas ocurren en lugares determinados.
No es lo mismo El Resplandor, que tiene lugar en un Hotel, que Horizonte
Final, que tiene lugar en una nave espacial y en un contexto temporal, también,
diametralmente opuesto.
Así que Shore ha sido la mejor elección,
sin duda, sabiendo que es el mejor en crear ambientes opresivos y cerrados,
continuos en la historia que nos ocupa, por las innumerables persecuciones
que sufren los Hobbits a manos de los Jinetes Negros.
Shore establece planteamientos propios de su sombría Looking For Richard,
pero sin ese carácter épico y sin ese sabor terrorífico que a veces deja
insinuar en sus notas. Looking For Richard puede ser un planteamiento muy
válido para comentar esta nueva composición de Shore, pero no deja de ser
insuficiente, ya que no abarca el grado de complejidad de la obra realizada
para la Tierra Media.
Shore acomete esta aventura colosal a sabiendas del grado de complejidad
y esfuerzo que conlleva la realización de una trilogía musical, sobre todo
cuando la duración de cada parte excede con mucho lo convencional. Lord
of the Rings es el punto de inflexión de la carrera de Shore, al igual que
para Elfman resultó ser Batman, no sólo por su resultado sino por el proyecto
del que se trata. Shore, elegido en un acto de agudez olfativa por Jackson,
ante el elenco de compositores que se han mostrado más capaces en una primera
impresión para este trabajo, ha saltado inesperadamente al nivel de primera
división, donde sólo se encuentran los grandes. Y no por obras anteriores
que demostraron con mucho que él, ya de por sí, pertenecía a ese grupo.
Eso es algo que siempre ha pasado y seguirá pasando.
Lo importante es ver si Shore está a la altura de las condiciones y, por
supuesto, lo está, y de lejos.
La edición discográfica empieza con
The Prophecy, que marca lo que posteriormente será la piedra angular
de la composición: Masas corales impresionantes.
Aquí estamos ante su anterior Looking For Richard, pero desbordando el lado
épico.
Concerning
of the Hobbits es uno de los temas más bellos del disco. De claras influencias
celtas, la flauta protagoniza las primeras notas, para dar paso a un violín
alegre, jovial, que enlaza en un ultimo momento con la orquesta.
The Shadow of the Past es el transito a la atmósfera terrorífica.
Un paso a un ambiente opresivo creado para la ocasión por Shore, con la
aparición de unos coros con reminiscencias de The Omen, pero sin ese cargado
tono religioso del único Oscar de Goldsmith.
The Treason of Isengard tiene un comienzo pausado, para de nuevo
sorprendernos con una masa orquestal descomunal, propia de cualquier composición
de David Arnold. De nuevo hacen acto de aparición los coros con un protagonismo
casi absoluto. Cerrando los ojos no podemos contener la emoción al pensar
en la impresionante unión de las imágenes con la música.
The Black Rider es uno de los momentos claves de la partitura. De
nuevo hace acto de presencia el tema de los Hobbits pero con un tempo mucho
más acalorado, descriptivo de las imágenes. Todo se calma cuando el jinete
negro aparece. Y todo cambia. Los coros empiezan a hacer acto de presencia.
Ya explicamos cuáles son los personajes que conectan con los coros. Evidentemente,
las tropas oscuras de Sauron.
At the sign of the Prancing Pony empieza con una atmósfera amenazante
para poco a poco deshacerse de ella, y otra vez caer. Los Jinetes Negros
persiguen a los Hobbits y eso no para de reflejarse en la música. El grado
de opresión es muy alto y Shore, con su música, consigue lo que el director
pretenderá conseguir con las imágenes. Con sólo escuchar, sabemos cuándo
Frodo se pone el anillo.
A Knife in the Dark sigue con esa atmósfera terrorífica. Y es cuando
nos damos cuenta de que Shore es sin duda la mejor elección para llevar
a cabo este proyecto. Los Hobbits no consiguen deshacerse de los Jinetes
Negros. Los coros martillean nuestros oídos en un crescendo incesante, llegando
a cotas sobrecogedoras. Este tema puede considerarse como el más marcadamente
terrorífico de la partitura con una percusión que domina en un ritmo que
no desfallece la persecución del anillo.
Flight to the Ford comienza con una voz femenina en un momento de
descanso. La delicadeza demuestra la ya conocida por todos versatilidad
de Shore. Pero este descanso no es eterno. De nuevo las tropas oscuras no
tardan en encoger el corazón de nuestros protagonistas. El anillo es un
preciado botín que ha de tomarse las vidas que haga falta.
Many Meetings es un tema luminoso, con coros femenimos que reflejan
cierto grado de religiosidad, algo que se consigue gracias a la orquesta.
Y de nuevo el tema de los Hobbits pero sin esa flauta celta, a merced de
la orquesta.
The Council of Elrond comienza con
ese halo religioso de Many Meetings. Y entonces la voz de Enya empieza
a sumergirnos en una tierra inexplorada, sólo por la mente, en ese viaje
a la literatura, un mundo tan real que parece histórico, el mundo de Tolkien.
Y aparece un nuevo tema, el tema de la Comunidad que llevará el anillo,
el grupo que velará por su salvaguarda hasta decidir qué hacer con él. Sencillamente
no tiene precio.
The Ring Goes South describe el viaje de la Comunidad del Anillo,
así lo refleja el tema de éste, que seguramente se fundirá con algún que
otro momento fotográfico sin parangón.
Pero volvemos a las tinieblas con A Journey in the Dark, más concretamente
a las minas de Moria. Los coros masculinos así nos lo dan a entender, como
también la típica atmósfera opresiva de Shore. Ahora los Hobbits no se encuentran
solos y la música no solo describe momentos de persecución, sino de lucha.
The Bridge of Khazad Dum es un tema impresionante, propio del Conan
de Poledouris. La espectacularidad que roza Shore aquí no tiene precedentes
en su carrera. Ninguna de sus partituras alcanza tal cota de grandeza. Los
coros masculinos hacen acto de aparición pero más agresivos si cabe, con
una percusión que no cesa en su ritmo, y unas trompetas que describen la
lucha. Los coros alcanzan una grandeza no escuchada antes en ninguna composición
cinematográfica. Pero los buenos son los buenos, y el tema de la Comunidad
del anillo hace acto de presencia de forma heroica, aunque de todas formas
la cosa no termina muy bien para ellos. La voz de un niño intentando calmar
un poco el ambiente (demasiado cargado), cierra este magnífico tema.
Lothlorien tiene un cargado sabor árabe, gracias a lo etéreo de la
voz de Elisabeth Fraser. Un coro pseudorreligioso ocupa un segundo lugar.
The
Great River describe uno de los momentos más bellos de la película,
el paso de la comitiva por los pilares de las Argonath, que tan magníficamente
quedan en uno de los pósters promocionales.
Amon Hen es la ultima toma de contacto con los seres oscuros. El
grado de oscuridad es el establecido durante toda la audición del CD.
The Breaking of the Fellowship describe lo que todos sabíamos. Que
esta historia continúa, dejando así las puertas abiertas para lo
que le pueda suceder al anillo. Un niño, Edward Ross, termina el tema con
una versión cantada del tema del consejo del anillo.
May it be es un broche de oro para esta impresionante composición,
con una Enya que recuerda a la de sus comienzos, su mejor momento, para
finalmente dar paso al tema de la Comunidad, y así cerrar tan incomparable
composición.
En conclusión, Shore ha compuesto una partitura que eclipsa a todas sus contemporáneas. El nivel de esta obra está muy por encima de todo lo que hemos escuchado este año, salvando la magnifica obra de Williams para Harry Potter, la preciosa Mists of Avalon o la no menos bella From Hell de Trevor Jones (con un tema principal desgarrador). Pero no hay que olvidar que, aunque la aparición de Enya dé a engaño, estamos ante una composición eminentemente terrorífica y con una atmósfera muy cargada, siendo los temas celtas algo casi anecdótico. El que piense que va a encontrar aquí un nuevo Titanic, está muy equivocado. Va a encontrar un nuevo... un nuevo... ¡Lo siento!, pero no hay precedentes. Lord of the Rings tiene sabor propio y eso es lo que más revaloriza el resultado final, a todas luces IMPRESIONANTE.
Lo Mejor: TODO, en especial medida
los coros. Y sobre todo... ¡¡¡Nos quedan dos partes más!!!
Lo Peor: Absolutamente nada.
Los Momentos: Todos aquéllos en que aparecen los coros y Enya... o sea, casi toda la banda sonora
Duración : 71:24
Listado de pistas :
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