Tolkien y la cultura celta
R. Guinovart
John Ronald Reuel Tolkien es uno de los escritores más importantes de la literatura fantástica de la cultura contemporánea. Sus libros (El Hobbit, El Señor de los Anillos) han creado escuela y han despertado la imaginación de millones de personas. Tolkien hace uso para llenar las páginas de sus obras de no pocos elementos de las antiguas mitologías celta, escandinava y teutónica...
EL
HOMBRE
Tolkien nació en
Sudáfrica el 3 de enero de 1892, de padres ingleses. Por su delicada
salud, a los tres años él con su madre y su hermano volvieron a
Inglaterra, dejando sólo a su padre, a quien nunca más volvería
a ver pues murió pocos meses después. Con el cambio de clima, Tolkien
mejoró mucho y a los siete años era un chico fuerte y sano. Estudió
con éxito y fue aceptado en Oxford en 1911. Su brillante carrera
fue rota por el estallido de la Primera Guerra Mundial, y fue llamado
a filas en julio de 1915, y trasladado a Francia. Enfermo, fue devuelto
a Inglaterra y pasó mucho tiempo en el hospital de Birmingham, donde
comenzó a escribir El Silmarillion que se convertiría
en una especie de prólogo de su obra más famosa. “El Señor de los
Anillos”. En 1918 vuelve a Oxford para reemprender su carrera, y
donde, con el tiempo, sería académico y profesor. El 2 de septiembre
de 1973, ya famoso, murió en Bournemouth (Inglaterra) a causa de
una neumonía. |
TOLKIEN
Y LA CULTURA CELTA
No es intención de este artículo
comentar ni criticar la conocida y extensa obra de Tolkien. Miles de páginas
se han llenado hablando de sus libros y teorizando sobre sus mundos imaginarios.
Aquí solo intento mostrar los puntos de contacto entre Tolkien y la cultura
celta, entendiendo por “cultura celta” el conjunto formado por los idiomas
y mitologías de los diversos territorios celtas. Existen muy pocas biografías
sobre el autor que nos puedan dar más pistas sobre esta relación. Usaremos
el libro del norteamericano Daniel Grotta para nuestro propósito. De su lectura
extraemos los siguientes hechos:
Mabel Tolkien, su madre, fue
quien primero estimuló el amor de su hijo por la fantasía y los cuentos de
hadas. Como pasatiempo victoriano, la lectura de cuentos fantásticos tuvo
un gran auge y no sólo para niños. Entre otros escritores que ya de pequeño
conocía (Lewis Carroll, H.G. Welles, Spencer, Malory, William Morris...) fue
la leyenda del rey Arturo de Malory la que más le cautivó y años más tarde
comenzó, pero nunca acabó, un poema épico sobre el legendario rey. Fue también
su madre la que le contagió el amor por la naturaleza y la mitología clásica.
Unas vacaciones al País de
Gales, de joven, le despertaron el amor e interés por aquel país que le acompañó
toda su vida. Especialmente la “curiosa” lengua galesa fue el hecho que más
le cautivó. En palabras suyas: “El galés siempre me ha atraído más que cualquier
otra lengua”. Tolkien incorporó muchos elementos lingüísticos del galés en
las lenguas “élficas” de sus novelas como por ejemplo la “vibración agradable
y repetida de las LS”. Y en El Señor de los Anillos, la música del galés aparece
al dar nombre a montañas y lugares”.
El tutor de lengua inglesa
de Tolkien en Oxford, William A. Craigie, fue un famoso filólogo y una autoridad
en mitología, especialmente en tradiciones populares de Escocia. Fue él el
que inició a Tolkien en la mitología y lenguas de Finlandia e Islandia. El
idioma finés junto con el galés queda incorporado al élfico.
En los primeros meses de 1914,
Tolkien disfrutó unas vacaciones en Kernow, Bretaña y Francia.
A principios de los años veinte,
Tolkien podía hablar, leer y escribir en anglosajón, finés, galés, islandés,
germánico antiguo, germánico gótico y otras varias lenguas muertas. En la
misma época continuaba los estudios sobre la literatura de las Midlans, especialmente
el Beowulf, la obra inglesa no religiosa más antigua que se conserva.
En 1925 la Oxford University Press publicó Sir Gawain y el
Caballero Verde. Esta obra del ciclo artúrico, escrita por un autor anónimo
de las Midlans en el siglo XIV, fue traducida por Tolkien y E.V. Gordon, ya
dos especialistas en inglés antiguo. La versión se convirtió en un clásico
del famoso poema. Años más tarde (1967), Tolkien tradujo su propia versión
de SirGawain y el Caballero Verde.
Tolkien disfrutó de la
amistad de reputados escritores enamorados del tema artúrico y del Santo Grial
como Charles Williams y C. S. Lewis e incluso da conferencias (Universidad
de Leeds) sobre los celtas en la Edad Oscura.
Hasta el año 1959 viaja regularmente
a Irlanda, a la Universidad Católica.
Fue mucho lo que Tolkien cogió
de las sagas y crónicas del pasado que él bien conocía. Los nombres de los
enanos que aparecen en El Hobbit están sacados del Elder Edda, serie de antiguos
poemas noruegos sacados de un texto islandés del siglo XIII. Otros nombres
extraídos de la mitología son Gandalf, Mirkwood, Tierra Media...
A
MODO DE FIN
Dice Daniel Grotta: “Al tiempo
que sacaba la inspiración del estilo y las formas del folclore celta, noruego
y germánico, hacía revivir después de un intervalo de mil años el papel de
juglar épico; recobró el favor popular, en pleno siglo XX, el tema inmemorial
de la búsqueda y el intento heroico de los pobres mortales de resolver el
eterno conflicto entre el Bien y el Mal...”
Revista KELTOI
Obtenido de esta página