Historia de los Enanos

 

 

En una gran estancia bajo las montañas de la Tierra Media, Aulë, el Herrero de los Valar, dio forma a los Siete Padres de los enanos durante las Edades de la Oscuridad, cuando Melkor y sus siervos malvados de Utumno y Angband dominaban toda la Tierra Media. Por ello Aulë hizo a los enanos fuertes y resistentes, inmunes al frío y al calor, y más recios que las razas que surgieron después de ellos. Aulë conocía la gran maldad de Melkor, y por eso hizo a los enanos tenaces, indomables y persistentes en el esfuerzo y el trabajo. Eran valientes en el combate y su voluntad y orgullo no podían doblegarse.

Los enanos eran mineros, albañiles, artesanos del metal y los más maravillosos artesanos de la piedra. Estaban bien preparados para los trabajos artesanales de Aulë, quien había dado forma a las montañas, ya que eran fuertes y duros, aunque no altos, pues sólo medían entre un metro y veinte y uno y medio de estatura. Como sus fatigas iban a ser muchas, se les concedió una esperanza de vida en torno a los dos siglos y medio, ya que eran mortales; también podían encontrar la muerte en el combate.

Aulë hizo a los enanos muy sabios en el conocimiento de sus técnicas artesanales y les dio un idioma propio, el khuzdul. En este idioma, Aulë era Mahal y los enanos los khazâd, pero era un idioma secreto que nadie que no fuera enano conocía, aparte de unas pocas palabras, y que ellos protegían celosamente. Los enanos siempre dieron las gracias a Aulë y reconocían que por él adquirieron forma. Pero la verdadera vida se la dio Ilúvatar. Se cuenta que, cuando Aulë hizo a los enanos, los ocultó a los demás Valar y creyó que tanto ellos como él mismo escapaban al conocimiento de Ilúvatar. Pero Ilúvatar se apercibió de lo hecho por Aulë y juzgó que era un acto sin malicia, por lo que santificó a los enanos. Pero no permitió que esta raza apareciera antes que los elfos, que debían ser los Primeros Nacidos. Así que, aunque los enanos ya estuvieran completamente acabados, Aulë los cogió y los escondió muy profundo bajo las rocas y en esa oscuridad durmieron los Siete Padres de los enanos durante muchas edades antes de que volvieran a iluminarse las estrellas y se acercara el Tiempo del Despertar. Fue así que los elfos despertaron en Cuiviénen en el este, en la Primera Edad de las Estrellas. En los años que siguieron, los Siete Padres de los enanos despertaron y su cámara de piedra se abrió y se alzaron y quedaron maravillados. Se dice que cada uno de estos Siete Padres construyó una gran mansión bajo las montañas de la Tierra Media, pero las historias élficas de estos primeros días sólo hablan de tres. Eran los reinos enanos llamados Belegost y Nogrod en las Montañas Azules, y Khazad-dûm en las Montañas Nubladas.

La historia de Khazad-dûm es la más larga porque ésta era la casa del Primer Padre, llamado Durin I o Durin el Inmortal. Durante la Edad de las Estrellas, los enanos de Belegost y Nogrod fueron una bendición para los elfos de Beleriand, porque fueron al reino de los elfos grises con armas y herramientas de acero y mostraron gran habilidad en el trabajo de la piedra. Y, aunque los elfos grises no conocían previamente a aquella raza, a la que encontraban poco agraciada, y a la que llamaron los naugrim, el «pueblo menguado», pronto comprendieron que los enanos eran diestros en las artesanías de Aulë, y por eso los llamaron gonnhirrim, «maestros de la piedra». Hubo mucho comercio entre elfos y enanos, y ambos pueblos prosperaron. En las Edades de las Estrellas, los enanos de las Montañas Azules dieron forma al mejor acero que nunca había visto el mundo. En Belegost (que también recibía los nombres de Gabilgathol y Mickleburgo) se hizo por primera vez la famosa cota de malla enana, hecha de anillos engarzados, mientras que en Nogrod (que también se llamaba Tumunzahar y Morada Hueca) vivió Telchar, el mayor herrero enano de todos los tiempos. En aquella época, los enanos forjaban las armas de los sindar y construyeron para los elfos grises del rey Thingol su ciudadela de Menegroth, las Mil Cavernas, que tuvo fama de ser la más hermosa de las mansiones de la Tierra Media.

La Guerra de las Joyas estalló en la Primera Edad del Sol, y en ella la mayoría de los enanos lucharon al lado de los elfos contra los siervos de Morgoth. De todos los enanos de esa época, el rey Azaghâl, Señor de Belegost, fue el más famoso. En la Batalla de las Lágrimas Innumerables sólo los enanos resistieron las llamaradas del fuego de los dragones, porque eran una raza de herreros, acostumbrados a las altas temperaturas, y en sus yelmos llevaban máscaras de acero que les protegían los rostros de las llamas.

Pero no todos los hechos de los enanos en esa edad fueron dignos de elogio. Porque, según se cuenta, los enanos de Nogrod codiciaban el Silmaril que Beren había arrancado de la corona de Morgoth, y para conseguirlo asesinaron al rey Thingol y saquearon Menegroth. A partir de finales de la Primera Edad del Sol, las historias de elfos y hombres que hablan de los enanos se refieren principalmente a aquellos del linaje de Durin que vivían en Khazad-dûm. Cuando llegó la destrucción de Beleriand con la Guerra de la Ira, las mansiones de Belegost y Nogrod se derrumbaron y desaparecieron. Los enanos de estos reinos fueron a las Montañas Nubladas en la Segunda Edad e hicieron que Khazad-dûm, la más grande mansión de los enanos en la Tierra Media, fuera aún más grande. En la Segunda Edad muchos de los elfos noldor de Lindon entraron en Eregion, cerca de la Puerta Occidental de Khazad-dûm, y fundaron un reino para poder comerciar con los enanos y conseguir mithril, el metal precioso que allí se encontraba en abundancia. Estos elfos eran los Gwaith-i-Mírdain, que más tarde se llamaron a sí mismos Herreros elfos. Gracias a la sabiduría de estos elfos y al engaño de Sauron, se forjaron en este lugar los Anillos de Poder. Y, aunque siete de estos Anillos fueron entregados a los enanos, no se vieron arrastrados a las terribles guerras que se sucedieron hasta el final de la Segunda Edad. En Khazad-dûm, los enanos cerraron las puertas de sus mansiones a los problemas del mundo. Nadie podía forzar la entrada en su reino, pero a partir de entonces se pensó que era un reino aislado y tenebroso y por eso Khazad-dûm fue rebautizado como Moria (el abismo negro). Así los enanos del linaje de Durin llegaron a la Tercera Edad del Sol, aunque para entonces sus mejores días ya habían pasado y el pueblo enano había comenzado a menguar. Pero Moria se mantuvo durante cinco Edades de las Estrellas y tres Edades del Sol, y hasta el siglo veinte de la Tercera Edad seguía siendo rica y orgullosa. Pero en el año 1980, siendo rey Durin VI, los mineros enanos excavaron demasiado hondo bajo las montañas y liberaron a un gran demonio al que llamaron el Daño de Durin. Se trataba de uno de los balrogs de Morgoth, quien avanzó furioso y mató a Durin VI y a su hijo Náin y expulsó a los enanos de Moria. El pueblo de Durin se convirtió en un pueblo errante, sin hogar, pero en el año 1999 el hijo de Náin, Thráin, fundó el Reino bajo la Montaña, en Erebor. Durante un tiempo Thráin y algunos de los enanos de Moria prosperaron, porque Erebor era rico en metales y piedras preciosas, pero el hijo de Thráin, Thorin, abandonó el lugar y en el año 2210 se marchó a las Montañas Grises, donde se decía que ya vivían la mayor parte de los antiguos habitantes de Moria. Aquí Thorin fue aceptado como rey y con su Anillo de Poder consiguió que su pueblo volviera a crecer y prosperar. Tras Thorin gobernó su hijo Gróin, después Óin y Náin II, y las Montañas Grises se hicieron famosas por el oro de los enanos. Y ocurrió que durante el reinado del hijo de Náin II, Dáin, llegaron del Desierto del Norte muchos dragones del frío. Estos dragones codiciaban la riqueza de los enanos y venían en son de guerra y mataron a los enanos y los expulsaron de las Montañas Grises.

En el año 2590 el heredero de Dáin I, Thrór, llevó a parte de los supervivientes de las Montañas Grises de vuelta al Reino bajo la Montaña en Erebor, mientras que ese mismo año, su hermano, Grór, llevaba a los que quedaban a las Colinas de Hierro. Y de nuevo, durante un tiempo, todos prosperaron porque había mucho comercio entre los enanos, los hombres de Valle y Esgaroth y los elfos del Bosque Negro. Pero para el pueblo de Durin la paz fue breve, porque en 2770, durante el largo reinado de Thrór, el mayor dragón de la Tercera Edad, el dragón alado de fuego llamado Smaug el Dorado, llegó a Erebor. Nadie podía hacer frente a esta fiera. Mató como quiso, arrasó Valle y expulsó a los enanos de la Montaña. Smaug permaneció allí durante dos siglos, como Señor de la Montaña Solitaria.

Una vez más los enanos habían sido expulsados de sus hogares. Algunos se retiraron a las Colinas de Hierro en busca de refugio, pero otros supervivientes siguieron al rey Thrór y a su hijo, Thráin II, y nieto, Thórin II, en grupos errantes. En esta época, Thrór murió a manos de los orcos de Moria y su cuerpo fue mutilado y su cabeza cortada fue entregada a su pueblo. Todas las Casas de los enanos se reunieron y decidieron declarar la terrible y sangrienta Guerra de los Enanos y los Orcos. Duró siete largos años y por todas las regiones occidentales el ejército enano limpió cada cueva de orcos y aniquiló a las bandas orcas, hasta que al final llegó a la Puerta Oriental de Moria en el año 2799. Aquí se libró la Batalla de Azanulbizar. En esa batalla los orcos del norte fueron casi totalmente exterminados por los enanos. Pero los enanos encontraron poca alegría en esta victoria, porque la mitad de sus guerreros perecieron. Los enanos regresaron a sus reinos llenos de tristeza.

El nieto de Grór, Dáin Pie de Hierro, volvió a gobernar en las Colinas de Hierro, mientras que Thráin II con su hijo Thorin II (llamado Escudo de Roble) se dirigían al oeste, a las Montañas Azules, y fundaban allí un humilde reino. Pero Thráin II no reinó mucho tiempo, porque durante un viaje fue capturado por Sauron cerca del Bosque Negro y encerrado en Dol Guldur. Le fue arrebatado el último de los Anillos de los enanos y fue torturado hasta morir.

Thorin Escudo de Roble se puso en contacto con el mago Gandalf en el año 2941 e inmediatamente se pusieron de acuerdo en el plan de una gran aventura, que es narrada por el hobbit Bilbo Bolsón en el «Libro Rojo de la Frontera del Oeste». Este mismo hobbit y doce enanos acompañaron a Thorin en su misión para recuperar su reino. Los doce eran: Fíli, Kíli, Dori, Ori, Nori, Óin, Glóin, Balin, Dwalin, Bifur, Bofur y Bombur. Tal y como se cuenta en la historia del hobbit, Thorin cumplió su misión. Porque, al final, el dragón Smaug el Dorado resultó muerto y Thorin II tomó posesión del reino que le pertenecía por derecho, aunque su gobierno fuera breve. A continuación vino la Batalla de los Cinco Ejércitos en la que orcos, lobos y murciélagos lucharon contra enanos, elfos, hombres y águilas. Y, si bien las legiones de orcos fueron destruidas, Thorin también perdió la vida. Éste no fue, sin embargo, el final del linaje de Durin, porque Dáin Pie de Hierro había acudido a la Batalla de los Cinco Ejércitos con quinientos guerreros de las Colinas de Hierro y era el heredero legal de Thorin, al ser, al igual que éste, bisnieto de Dáin I. Así Dáin Pie de Hierro se convirtió en Dáin II y gobernó con sabiduría hasta los últimos días de la Guerra del Anillo, cuando cayó luchando junto al rey Brand de Valle ante las puertas del Reino bajo la Montaña. Pero este reino enano resistió el ataque de los siervos de Sauron y el heredero de Dáin, Thorin III, a quien también se llamaba Thorin Yelmo de Piedra, gobernó largo tiempo y prósperamente hasta bien entrada la Cuarta Edad del Sol.

El Reino bajo la Montaña no fue el último y único hogar del pueblo de Durin en la Cuarta Edad. Otro noble enano, descendiente de Borin, hermano de Dáin I, fundó un reino enano al comienzo de la Cuarta Edad, después de la Guerra del Anillo. Este enano era Gimli, hijo de Glóin; ganó justa fama en la guerra y fue uno de los miembros de la Comunidad que se eligió para la Misión del Anillo. Al final de la guerra, Gimli llevó a muchos enanos del Reino bajo la Montaña a las maravillosas cavernas del Abismo de Helm y todos lo reconocieron señor de Aglarond, las «cavernas centelleantes». Gimli, el amigo de los elfos, gobernó Aglarond durante más de un siglo, pero a la muerte del rey Elessar dejó el gobierno en manos de otros y se fue al reino de su gran amigo Legolas, el Señor elfo de Ithilien. Allí, Gimli se embarcó en una nave élfica y con su compañero navegó por encima del Gran Mar hacia las Tierras Imperecederas. Eso es lo último que las historias de la Tierra Media cuentan sobre los enanos.

Nogrod

Uno de los dos grandes reinos de los enanos en las Montañas Azules era Nogrod, la «morada de los enanos». Los enanos de Nogrod, al igual que los de la cercana Belegost, eran hábiles artesanos y herreros que prosperaron gracias a su comercio con los elfos de Beleriand y que lucharon con valor contra los orcos y dragones durante la Primera Edad. El más famoso de los herreros de Nogrod por las armas que fabricó fue Telchar, quien forjó Narsil, la espada de Elendil que cortó el Anillo Único de la mano de Sauron, y Angrist, el cuchillo de Beren que sirvió para arrancar un Silmaril de la corona de Morgoth. La ruina de Nogrod llegó cuando algunos de sus artesanos, durante una estancia en Menegroth, recibieron la petición por parte del rey de los elfos grises, Thingol, de engastar el preciosísimo Silmaril en un collar dorado llamado Nauglamír. Los artesanos sucumbieron a la codicia, mataron a Thingol y robaron el collar. Antes de que pudieran escapar, se les dio muerte en venganza y el collar fue devuelto a Menegroth. Enfurecidos, los enanos de Nogrod enviaron un gran ejército, saquearon Menegroth y volvieron a apoderarse del collar. Sin embargo, antes de que pudieran regresar sanos y salvos a Nogrod, el ejército de este reino cayó en una emboscada tendida por Beren y Dior y, con la ayuda de los laiquendi y los ents, todo el ejército fue exterminado. Al finalizar la Primera Edad, Nogrod, junto con Belegost y la mayor parte de Beleriand, se hundió en el mar.

Enanos Mezquinos

Las historias de la Primera Edad del Sol hablan de los restos de un pueblo exiliado de los enanos que vivía en las tierras de Beleriand mucho antes de la llegada de los elfos. Eran los Enanos Mezquinos que ocupaban las regiones boscosas del río Narog y habitaban en las estancias de Amon Rûdh y Nulukkizdín (que más tarde se convertiría en el reino élfico de Nargothrond). Pero, cuando los elfos sindar llegaron a la región vecina de Doriath, no sabiendo qué clase de seres eran, los cazaron por diversión. Con el tiempo descubrieron que no eran más que miembros degenerados de la raza de los enanos, que se habían apartado de los demás por algún acto maligno ocurrido mucho tiempo atrás. De esta manera, los sindar dejaron de perseguir a aquella desgraciada raza, a la que llamaron los Noegyth Nibin. Este pueblo siguió degenerando en Beleriand. Sin aliados en una región en guerra, entran en las historias de los elfos en la leyenda de Túrin. En aquel entonces los Enanos Mezquinos eran sólo tres: su señor, quien se llamaba Mîm, y sus dos hijos, Ibun y Khîm. La «Historia de la Congoja» cuenta que Mîm llevó a Túrin Turambar y a sus seguidores a las antiguas mansiones enanas de Amon Rûdh, donde encontraron refugio. Pero más tarde Mîm fue capturado por los orcos y salvó la vida traicionando a Túrin y su banda. Los orcos atacaron por sorpresa y mataron a aquellos renegados. Mîm consiguió la libertad para nada, porque sus dos hijos perecieron y, aunque vivió para reunir un gran tesoro que el dragón Glaurung dejó en la arruinada Nargothrond, ocurrió que el padre de Túrin, el guerrero de nombre Húrin, se presentó ante la puerta de Mîm. De un solo golpe, Húrin mató a Mîm como venganza y así terminó la vida del último de los Enanos Mezquinos.

Khazad - Dum

El más antiguo y famoso de los reinos de los enanos fue Khazad-dûm, que significa «mansión de los enanos», el hogar ancestral de Durin el Inmortal. Durin comenzó la construcción de Khazad-dûm tras descubrir unas cuevas naturales en el flanco oriental de las Montañas Nubladas, por encima del hermoso valle de Azanulbizar. Durante cinco Edades de las Estrellas y tres Edades del Sol, los enanos de Khazad-dûm prosperaron y excavaron una red de cavernas hasta alcanzar las laderas occidentales de las Montañas Nubladas. Tras la destrucción de Beleriand, muchos enanos huyeron de la ruina de Nogrod y Belegost a Khazad-dûm, y su población creció, así como su riqueza, cuando se descubrió en sus minas el mithril, o plata auténtica, un maravilloso metal que podía trabajarse fácilmente pero que era muchísimo más duro que el acero. En la Segunda Edad del Sol, estos enanos fueron los que mantuvieron una larga amistad con los Herreros elfos de Eregion, quienes forjaron los Anillos de Poder. Pero, en los Años Malditos del dominio de Sauron durante la Segunda Edad, los enanos cerraron sus grandes puertas al mundo, con lo que evitaron la devastación de la Guerra de Sauron con los elfos y de la Última Alianza de elfos y hombres. En esa época, el gran complejo fue llamado Moria, el «abismo negro». Pero los enanos seguían trabajando en las forjas, bajo las Montañas Nubladas, hasta el 1980 de la Tercera Edad. En ese año excavaron demasiado hondo bajo la montaña Barazimbar y fue liberado un Balrog sepultado allí, que pasó a las mansiones de Khazad-dûm. Tan terrible eran la fuerza y la ira del Balrog que los enanos o bien fueron muertos o expulsados de su reino.

Durante cinco años, del 2989 al 2994, un grupo de enanos comandados por Balin hijo de Fundin, intentó restablecer un reino en Moria, pero sólo consiguieron quedar atrapados y ser masacrados cuando fueron cogidos entre un ejército de orcos en la Puerta del Este y una nueva amenaza, un terrible kraken, llamado el Guardián del Agua, en la Puerta del Oeste.

Cuando la Comunidad del Anillo penetró en Moria a finales de la Tercera Edad, ésta no era más que un abismo de tinieblas que había sido abandonado por los enanos hacía mucho tiempo. Sus tesoros habían sido saqueados por las hordas de orcos y por sus desnudos túneles seguía vagando el Balrog, junto a muchas bandas de orcos y trolls. Sin embargo, el dominio del Balrog terminó cuando, tras una serie de duelos en la Estancia de Mazarbul, en el Puente de Durin y en la Escalinata Interminable, el mago Gandalf venció finalmente al monstruo y lo arrojó desde lo alto de la torre de Durin, en el pico de Zirak-zigil.

 

Montañas Grises

Al norte del gran Bosque Negro se encuentra una cadena montañosa que va de este a oeste y que marca la frontera septentrional de Rhovanion. Son las Montañas Grises, o Ered Mithrin en élfico, donde se encuentran las fuentes más septentrionales del Anduin, el Gran Río. A partir del año 2000 de la Tercera Edad, fueron hogar y refugio de los enanos del linaje de Durin. Aquí se hicieron inmensamente ricos debido a las grandes cantidades de oro que encontraron, y prosperaron durante cinco siglos. En el siglo veintiséis, la fama de las riquezas encontradas en las Montañas Grises llegó a oídos de los dragones del frío, quienes atacaron sin piedad. Aunque la defensa de los enanos fue valiente, fueron vencidos, y las Montañas Grises, ricas en oro, quedaron en poder de los dragones del frío.

Colinas de Hierro

Después de que las invasiones de los dragones obligaran a los enanos a abandonar las riquezas auríferas de las Montañas Grises, una parte de esta raza, guiada por Grór, viajó hacia el este por Rhovanion y se estableció en las Colinas de Hierro, en el 2590 de la Tercera Edad. Los enanos de las Colinas de Hierro lucharon en la Guerra de los Orcos y Enanos y, de hecho, su llegada a las puertas de Moria en el último momento de la batalla final de Azanulbizar en 2799 resultó ser el golpe decisivo que aplastó a las legiones de orcos. También en el año 2941, un ejército de enanos de las Colinas de Hierro a las órdenes de Dáin fue en socorro de Thorin Escudo de Roble para participar con éxito en la defensa del Reino bajo la Montaña de Erebor, tras la muerte de Smaug el Dorado. En esta Batalla de los Cinco Ejércitos, Thorin resultó muerto. Dáin, pariente suyo, se convirtió en rey de Erebor, y mucha gente de su pueblo volvió para repoblar el Reino bajo la Montaña.

Montañas Azules

La gran cadena montañosa que señalaba la frontera oriental de las tierras de los elfos de Beleriand era la Ered Luin, las Montañas Azules. Aquí se encontraban los reinos gemelos de los enanos, Belegost y Nogrod. Sin embargo, al terminar la Primera Edad del Sol, cuando los reinos élficos y enanos de Beleriand fueron destruidos, casi la totalidad de las Montañas Azules se hundió en el mar. Y la parte que quedó por encima de las aguas se vio dividida en dos por el golfo de Lune. Aquí, Círdan, el señor de los elfos falathrim, edificó los Puertos Grises, el último puerto de los eldar en la Tierra Media. Y en el pequeño fragmento de Beleriand que sobrevivió al oeste de las Montañas Azules y que se llamó Lindon, se encontraba el reino de Gil-galad, el último Gran Rey de los eldar en la Tierra Media. Durante toda la Tercera Edad, Lindon sobrevivió como tierra de los elfos, y las Montañas Azules siguieron siendo hogar y refugio de diferentes pueblos de enanos.

Aglarond

Las cavernas que se encontraban por debajo del Abismo de Helm y de la fortaleza de Cuernavilla, donde se libró una de las batallas decisivas de la Guerra del Anillo. Aquí poseían los jinetes rohirrim sus mejores fortificaciones y, a las órdenes del rey Théoden, derrotaron a las fuerzas del malvado mago Saruman. Las cavernas tenían un origen antiguo y se creía que habían sido excavadas en la Segunda Edad del Sol por los númenóreanos. Aglarond significa en lengua élfica «cavernas centelleantes» y era una de las maravillas de la Tierra Media. Al terminar la Guerra del Anillo, Gimli el enano (uno de los miembros de la Comunidad del Anillo) volvió a Aglarond con muchos enanos de Erebor. Gimli se convirtió en Señor de las Cavernas Centelleantes y en la Cuarta Edad éste llegó a ser el más poderoso de los reinos enanos de la Tierra Media. Bajo el liderazgo de Gimli, los enanos de Aglarond ganaron la fama de ser los mejores herreros de la Tierra Media.

Erebor

En la Tercera Edad del Sol, Erebor, la «Montaña Solitaria», se encontraba en Rhovanion, al sur de las Montañas Grises, entre el Bosque Negro y las Colinas de Hierro. En el año 1999 fue colonizada por el rey enano Thráin I y se la conoció como el Reino bajo la Montaña. Durante más de siete siglos el reino enano de Erebor se hizo rico y poderoso, pero en el año 2770 el dragón alado y con aliento de fuego llamado Smaug el Dorado destruyó el reino y expulsó a los enanos. Durante casi doscientos años Smaug vivió en Erebor y durmió sobre un enorme tesoro en una gran guarida dentro de sus cámaras. En el año 2941, el hobbit Bilbo Bolsón y los enanos de Thorin y Compañía molestaron al dragón, pero, cuando Smaug salió presa de ira vengativa, Bardo el Arquero le dio muerte. Los enanos regresaron a Erebor y el rey Dáin II restableció la fama y riquezas del Reino bajo la Montaña. Durante la Guerra del Anillo, las fuerzas de Sauron atacaron y sitiaron Erebor. Sin embargo, una vez destruido el Anillo Único, las fuerzas de la oscuridad se disolvieron y los enanos y sus aliados, los hombres de Valle, expulsaron al ejército de orcos y Orientales que los sitiaban. En la Cuarta Edad, Erebor aún conservaba su riqueza e independencia, y se convirtió en un estrecho aliado del Reino Unificado de Gondor y Arnor, gobernado por el rey Elessar.

 

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