Guía para el historiador de la Tierra Media
Los estudiosos de las lenguas
de la Tierra Media ya se encontraron antes que nosotros con ese problema,
agravado en su caso por que la mayor parte del vocabulario existente en las
lenguas élficas proviene de una obra, Las Etimologías, que si bien
es contemporánea a los primeros balbuceos de la escritura de El Señor de
los Anillos, en muchos puntos parece no haber sido revisada sino ampliada
a medida que avanzaba la escritura, hasta llegar un instante en que, desgraciadamente,
es olvidada. Las preocupaciones creativas de Tolkien se centran en la escritura
de El Señor de los Anillos, la obra le arrastra y deja otros escritos,
que en muchos casos nunca vuelve a recuperar del todo. Después de publicado
El Señor de los Anillos, Tolkien piensa en la publicación de su gran
obra: El Silmarillion, que debe hacerse coherente con las nuevas obras
(El Hobbit y El Señor de los Anillos, ya definitivamente incorporadas
a la mitología tolkieniana, situados ya claramente dentro de Arda): Empieza
lo que yo llamo la etapa revisionista de Tolkien o según Atanelda de Gondolin,
la época filosófica, o según otros autores la etapa teológica. En el fondo
todos nos referimos a lo mismo. Los lingüistas han tenido que tomar todo este
material, adaptando del anterior, en especial los Lexicones que acompañan
a Los Cuentos Perdidos, cuando ha sido necesario, bajo la premisa de
que nunca entraran en contradicción con el material posterior. Este material
se considera menos evolucionado y más primitivo, del cual se echa mano cuando
no hay otro remedio. Veremos que, según quiero llegar a explicar, este material
para el historiador sería un material más reciente y evolucionado, aunque
para nosotros esta característica no será tan favorable como para los lingüistas
sino más bien al contrario, pues el texto se alejará de sus fuentes históricas.
Querría dejar claro antes de
seguir mas adelante que yo no soy un profesional de la historia, aunque se
me pueda considerar un estudioso de la historia de la Tierra Media. Este trabajo
está abierto, por tanto, en todo momento a las críticas de aquellos que conozcan
los métodos del historiador y el análisis de textos históricos mejor que yo.
Cómo organizamos los textos?
He optado por una clasificación
que en principio puede chocar a algunas personas, pues pretende tratar todos
los textos salidos de la pluma de Tolkien como obras más o menos históricas.
Esto nos obligará a aceptar las normas de juego que el propio Tolkien nos
propone en el Prólogo y los Apéndices de El Señor de los
Anillos. Él no es el autor, sino un traductor o transcriptor. Esto no
implica que restemos importancia en ningún momento a Tolkien como autor, es
más, la incrementará al hacerle capaz de desarrollar lo que podremos considerar
diversas tradiciones y permitirnos a nosotros, como personas ajenas a su subcreación
entrar en ella concibiéndola como un todo que veremos puede ser coherente.
Como se ha dicho en numerosas ocasiones, Tolkien, un hombre a lo largo de
una vida, realiza respecto a su mundo secundario la misma labor que pueblos
enteros respecto a nuestro mundo primario. Yo no pienso entrar en la especulación
de cuando o como le pudieron llegar a él los textos originales, sino que me
centraré en su procedencia y la transmisión, con vistas a sentar una nueva
base para el estudio de la historia de la Tierra Media. Es un proyecto sin
duda ambicioso, pero espero que al final se vea como factible.
A partir de ahora emplearé
la denominación de Materias para cada una de las corrientes a través de las
cuales nos llegan las leyendas de la Tierra Media en paralelismo a las denominaciones
empleadas usualmente en los ciclos europeos (Materia de Bretaña, Materia de
Gales,...) a los que la Tierra Media precede en nuestro juego histórico. Atanelda
las llama vías en su excelente trabajo Ælfwine, pero ya que mi propia
clasificación se desmarca en varios puntos de la suya me permitiré también
hacerlo en este.
Como base de este estudio postulo
la existencia de cinco grandes Materias dentro de las cuales podemos clasificar
todo el legendarium de la Tierra Media: Estas son:
–La Materia de la Comarca
–La Materia de Númenor
–La Materia de Imladris
–La Materia de Ælfwine
–La Materia de Porlock
Como podremos observar en la
clasificación que he elaborado como addenda a este estudio, los escritos
pertenecerán a una o varias de estas Materias. Esto no nos debe extrañar,
pues se debe a que bastantes textos son compartidos por diversos pueblos.
A lo largo de la historia de la Tierra Media han existido numerosos contactos
ente sabios de las diversas razas, y posteriormente al periodo histórico de
la Tierra Media, tenemos a Ælfwine como medio transmisor del legendarium.
Ælfwine no crea Materia nueva, sino que nos hace llegar (y posiblemente
interpreta) las obras de las tradiciones anteriores.
Materia de la Comarca:
Está constituida por lo que
se ha dado en denominar el Libro Rojo de la Frontera Oeste. Según el
Prologo de El Señor de los Anillos son cinco volúmenes. El primero
de ellos es el diario de Bilbo y la narración de la Guerra del Anillo por
Frodo y Sam (El Hobbit y El Señor de los Anillos). El quinto
fue añadido en la Frontera Oeste, seguramente por los Belinfantes de las Torres,
y contiene comentarios,
genealogías y otros papeles referentes a los miembros hobbits de la Compañía.
Aquí podríamos considerar incluidos The Adventures of Tom Bombadil,
Bilbo's Last Song y buena parte de la información de los Apéndices,
especialmente C y D. Buena parte de los borradores de los Apéndices que aparecen
en Peoples of Middle Earth (HoME XII) son susceptibles de ser incluidos,
al menos parcialmente, dentro de este conjunto. Además este quinto libro incluiría los comentarios
y notas hechas en Gondor al Libro del Thain, y algunos textos de Los
Cuentos Inconclusos referentes a los acontecimientos ligados al devenir
del Anillo.
Nos quedan aún tres libros:
Las Traducciones del Élfico de Bilbo Bolsón. Tradicionalmente se ha
defendido que corresponden a El Silmarillion
[2]
. Pero, o la versión publicada no pasa de ser un resumen,
o ha desaparecido gran parte de los contenidos de estos tres libros. Yo creo
que buena parte de ellos era ocupada por poesía (uno de los principales intereses
de Bilbo). El Silmarillion como tal (entendido así únicamente el Quenta
Silmarillion, tal y como ha sido editado y publicado por Christopher Tolkien,
y las dos obras que le acompañan o preceden: Ainulindalë y Valaquenta)
formaría uno de los tres libros de Bilbo. Las otras dos obras de El Silmarillion
(Akallabêth y De los Anillos del Poder y la Tercera Edad) formarían
parte de un añadido realizado en Gondor cuando Findegil hizo la copia que
nos ha llegado, completando así un circulo que empezaría con la historia de
la Guerra del Anillo, de allí, por medio de la mano de Bilbo retrocedería
hasta los orígenes de Arda y lentamente retornaría a través de Gondor
hasta el final de la Tercera Edad. Otro lo ocuparían posiblemente las traducciones
del material contenido en Las Baladas de Beleriand. Y nos queda el
último tomo, compuesto seguramente por canciones y textos más breves, el cual
podemos especular que se perdió o se ha conservado solo fragmentariamente.
Este planteamiento supone tres
prejuicios históricos: El Gondoriano, presente principalmente en los Apéndices
, luego tenemos el más importante al menos en cantidad, que me permitiré llamar
Comarqueño, y por último el causado por Elrond y las fuentes de Imladris,
ligadas principalmente a los Noldor de las casas no fëanorianas y a los Sindar
de Doriath.
[3]
El estudio de este material
y su estructura, como ya he dicho, circular, nos permite explicar una de las
grandes incógnitas de El Silmarillion publicado: La Ultima Profecía
de Mandos sobre la Dagor Dagorath. Esta profecía rompe la idea de obra
cerrada sobre sus propios orígenes,
[4]
ofreciéndonos una salida a la historia, una visión del
final. Es probable que Bilbo conociera muy poco sobre la Profecía, pero
Findegil y los señores del saber de Gondor
la conocían, sin duda alguna. Fue la propia estructura de la obra la
que le impulsó a él también a dejarla fuera. ¿Era Findegil un simple escriba,
o podemos ver en él un espíritu literario, incluso al tratar los textos históricos?
Supongo que nunca lo sabremos. Solo tenemos su copia,
[5]
hecha a petición del biznieto de Peregrin, del Libro
del Thain de Minas Tirith, copia a su vez del Libro Rojo de los Periannath,
conservado en Grandes Smiales, en La Comarca. Podemos intuir que el Libro
del Thain contenía anotaciones que no estaban presentes en la copia original
preservada por los Tuk; y del Prólogo de El Señor de los Anillos
sabemos que Tolkien tuvo acceso a ambas copias complementándolas una con la
otra.
Materia de Númenor o Dúnedain:
Ligada profundamente con la
Materia de la Comarca y con la Materia Élfica (que veremos a continuación),
incluye todas las obras conservadas de la antigua Númenor, tanto escritas
allí como las llegadas a través de Númenor. Podemos incluir en ella Cuentos
Inconclusos I al completo y la mayor parte de Cuentos Inconclusos II
(excepto la Historia de Galadriel y Celeborn, de fuentes mayoritariamente
élficas). Seguramente también podríamos encontrar en esta Materia buena parte
de las obras recogidas en la Materia de la Comarca sobre la Primera Edad,
y otras obras que considero pertenecerían a la Materia Élfica, pero no nos
han llegado (o quizás aún están por descubrir): La Aldudénie de Elemmirë,
la Noldolante de Maglor, la Narsillion... además del Valaquenta y Ainulindalë
(textos que estarían presentes, en una versión u otra, en todas las Materias).
Estas obras que considero en ambas materias se caracterizan por tratar hechos
anteriores al establecimiento del reino de Númenor, momento a partir del cual
podemos considerar que la cultura escrita de los Atanatári se diferencia definitivamente
de la cultura élfica. El reino Númenóreano y sus sucesores en la Tercera Edad,
pese a ser receptáculos de una antigua tradición élfica también crean su propia
tradición, sobradamente diferenciada. Esta tradición seguramente ya apareció
en la Primera Edad
[6]
, pero queda eclipsada por las obras élficas contemporáneas.
Otros documentos que se incluirían
aquí serían la documentación preservada y escrita en los Reinos en el Exilio
durante la Tercera Edad e inicios de la Cuarta: Los Anales
de los Reyes (base de los Apéndices A y B), la Akallabêth, De los Anillos
del Poder y la Tercera Edad, El Desastre de los Campos Gladios,
Cirion y Eorl y La Batalla de los Vados del Isen. También Los
Druédain y Las Palantiri serían parte de este corpus de saber Dúnadan.
De nuevo podríamos incluir aquí material proveniente del tomo XII de HoME
(este volumen es de gran interés para los estudios históricos sobre la
Tierra Media al contener muchos textos que luego fueron recortados o eliminados
por la presión editorial de los Apéndices). Habría algún otro texto
susceptible de ser incluido aquí, como Tal-Elmar, un intento de dar
una visión de Númenor desde la óptica de los Hombres Salvajes de Eriador.
Para estructurar esta vista
de la Materia de Númenor podemos concluir que nos hablaría de la Primera Edad
en superposición con la Materia de Imladris, y recogería todo el material
sobre los Hombres, en especial Númenor en la Segunda Edad y Arnor y Gondor
junto con sus aliados y enemigos en la Tercera.
Materia Élflca o de Imladris:
Denomino a los textos transmitidos
a través de la vía élfica Materia de Imladris ya que este fue el sitio donde
se debió reunir y acumular durante la Segunda, Tercera y principios de la
Cuarta Edad. A ella pertenecen todas las obras cuya autoría se atribuye a
los Elfos. Las vías de llegada a Imladris son a través de sus propios autores
o de copias de sus libros por una parte (toda la documentación sobre Beleriand
y parte de la de Valinor: Narsillion, Ainulindalë, Valaquenta,
Noldolante y, por otra parte, traídos a través de Númenor desde Tol
Eressëa, superponiéndose así a la Materia de Númenor, donde estarían la Aldudénie,
el Ambarkanta, Nurtale Valinóreva... Sus principales autores
son Rúmil de Tirion y Pengoloð de Gondolin. Otros textos publicados de esta
tradición serian los Anales
Grises, la Lhammas, la Historia de Galadriel y Celeborn,
Los Istari, la Athrabeth... Se puede observar que esta Materia
está muy relacionada y superpuesta con la de Númenor, estableciendo dos (o
más) vías de transmisión paralelas para unas mismas obras. Lamentablemente
(para el historiador) muchas de las obras de la Materia Élfica pertenecen
a cuestiones filosóficas y lingüísticas con valor relativamente bajo para
el estudio histórico (no así para otros apartados de las Ciencias de la Tierra
Media).
La principal dificultad que
presenta este material es el mismo modo de trabajo de los eruditos élficos.
En una nota perteneciente, nuevamente, al tomo XII de HoME, se nos dice que
el método de trabajo de estos eruditos se basa principalmente en la tradición
oral y la preservación memorística de esta. De esta cita se implica que la
capacidad de retentiva de los elfos era muy superior a la de la raza humana.
Los escritos de saber élfico responden a necesidades de investigación y a
anotaciones con el objeto de facilitar el aprendizaje, no a la transmisión
integra del saber. La finalidad de las obras más completas es sin duda transmitir
el conocimiento de los Eldar a los hombres. Quizás sea por ello que el único
asentamiento élfico donde sabemos que existía una biblioteca era Imladris
(no es que tengamos muchos datos sobre el resto de asentamientos tampoco,
pero sirva como posible hipótesis de trabajo, compatible con todos los datos
que tenemos).
Materia Anglosajona o de Æ1fwine:
Sin duda la más discutible
y discutida. Comprendería la mayor parte de lo que se ha publicado en HoME
(excepto Los Cuentos Perdidos, para ellos pido un trato aparte) Incluye
todo lo que aprendió el marinero Ælfwine (siglos IX-X) durante su estancia
en Tol Eressëa y tradujo al inglés medio o anglosajón. La mayoría de los textos
pertenecen también a otras tradiciones. Lo que realmente nos interesa de esta
vía no es el texto en si, pues por lo general es un texto perteneciente ya
al menos a una segunda materia, la de Imladris, sino su transmisión hasta
nuestros tiempos históricos. Son estos textos los que realmente forman un
puente entre los Días Antiguos y la Era Moderna. Tal y como nos asegura Tolkien
(haciendo referencia a una de sus obras favoritas, el Beowulf) "podemos
estar agradecidos de que el producto de tan noble talante haya sido preservado
por la casualidad (si es que tal cosa existe) de las garras del dragón de
la destrucción"
[7]
El tema de Ælfwine
[8]
, el marinero que encontró el Camino Recto y llegó a Tol
Eressëa, es decididamente la materia más intrincada y complicada en el campo
de los autores. Su nombre en Inglés Antiguo significa "Amigo de los Elfos",
un nombre no del todo inhabitual en su época. Era lejanamente descendiente
de Eärendil, y por eso llevaba el Deseo del Mar en su sangre.
Ælfwine era un navegante y trovador al servicio del
theng del rey Eadweard, Odda. Nació alrededor del 869 AD. Teniendo seis años
su padre se hizo a la mar en su navío
"Éarendel" y nunca volvió
[9]
. En su juventud aprendió el lenguaje galés, que era el
de su madre. Al servicio de Odda navegó por Gales e Irlanda, y siempre se
vio fascinado por el mar. En Irlanda escuchó los Imrama de Maelduin
y San Brandam, al igual que rumores de la tierra del oeste, hundida y cuyos
supervivientes se instalaron en Irlanda
[10]
.
Hacia el 915 AD los daneses atacaron Porlock. Finalmente
fueron rechazados y Ælfwine y su compañía capturaron un cnearr danés al anochecer.
Ælfwine y Tréowine, su mejor amigo, junto con dos compañeros
[11]
Ceola de Somerset y Geraint
[12]
de Gales Occidental. Navegaron juntos hasta más allá de
la última costa de Irlanda, y siguieron navegando hasta perder el conocimiento.
Lo último que se sabe del viaje es que Tréowine vio el mundo hundirse bajo
ellos. Habían encontrado el Camino Recto.
De Tréowine y sus compañeros nada más se sabe. Cuando
Ælfwine se despertó se encontró en una playa y un grupo de elfos llevó su
barco hasta la orilla. Estaba en Tol Eressëa, donde fue instruido por los
Noldor, de los que aprendió su lengua. En Tavrobel, en el interior de la isla
conoció a Pengoloð, que le instruyó en el saber de los elfos.
A su regreso a Bretaña Ælfwine traduce las obras que
ha aprendido, como la Narn i Chîn Húrin, los Anales
y el Quenta Silmarillion, con comentarios
respecto a los nombres. También transcribe las DangweÞ Pengoloð (Las
Respuestas de Pengoloð) sobre las lenguas élficas, la Lhammas...
Desde este momento entramos en una nueva cuestión: la
preservación del texto. La forma más plausible es una biblioteca monástica
que hubiese sobrevivido afortunadamente hasta nuestros días, para caer al
final los escritos en manos de Tolkien. Esta posibilidad además nos permite
formular de forma sencilla la última materia.
Materia de Porlock:
Tomemos la copia del texto
de Ælfwine en manos de monjes cristianos en el siglo X-XI Al igual que los
monjes irlandeses de la época reelaboraron las leyendas celtas, introduciendo
en ellas elementos bíblicos, no sería raro que pudieran hacer lo mismo con
las leyendas élficas, ligándolas a un teórico Inram Eriol (Viaje de
Eriol/Ælfwine). En él, Eriol llega a una isla donde recibe las historias de
los elfos. El argumento del hilo conductor es bastante repetido en los cristianizados
ciclos celtas: desde los viajes de San Brandam a las peripecias de Maelduin,
viajando de isla en isla, donde viven aventuras increíbles y aprenden extraños
conocimientos, todos ellos bebiendo de fuentes mucho más antiguas. Un tema
conocido unido a una leyenda extraña. Los monjes la redactan de nuevo, usando
el viaje de Ælfwine como base narrativa. Son Los Cuentos Perdidos,
de origen anglosajón pero en los cuales se perciben influencias de otras obras
de procedencia escandinava, de donde podemos pensar que el texto es posterior
a la invasión danesa (principios del siglo XI). En ellos la historia se nos
ofrece muy distorsionada y envuelta de elementos míticos, como dijo aquel
lector al que Allen&Unwin dieron a leer la Balada de Leithian,
envueltos de esa esquiva magia céltica. Parafraseando a Tolkien, Los Cuentos
Perdidos intentan reunir "el más inquisitivo y menos severo acervo
del saber élfico, que pudiera, al menos en algunos aspectos y a pesar de las
grandes voces galas que se alzan en contra, conservar gran parte del pasado
del Norte para armonizarlo con el saber del Sur, y con la nueva fe".
[13]
Conclusión:
Tras el estudio de la obra
tolkieniana publicada, podemos observar como Tolkien con los años traslada
el centro de su legendarium de los elfos a los hombres. Si miramos
los textos cronológicamente observamos que mientras en los años 20 y 30 predomina
en solitario la Materia de Imladris, según avanza el tiempo la Materia de
Númenor va tomando importancia, aunque nunca llega a tomar el papel dominante.
En ocasiones Tolkien se plantea cual es el punto de vista de las leyendas.
En Morgoth's Ring, vemos como Tolkien se cuestiona todo su trabajo
hasta entonces, y su coherencia con los tiempos actuales, incluyendo la transmisión,
y concluye que "lo que tenemos
en el Silmarillion son tradiciones (especialmente personalizadas, y
centradas en ciertos actores, como Fëanor) transmitidas por los Hombres
en Númenor y después en la Tierra Media (Arnor y Gondor); pero mucho antes
–en los días de la primera asociación entre los Dúnedain y Amigos de los Elfos
con los Eldar en Beleriand– mezcladas y confundidas con sus propios mitos
humanos e ideas cósmicas."
[14]
Al mismo tiempo inicia un proceso de racionalización del
mito que podría haber acabado con su propia creación. Como plantean algunos
autores, la publicación de El Señor de los Anillos supone el fin de
la etapa mitopoética de Tolkien y el inicio de una nueva época, la revisionista
o, según los anteriores autores, teológica.
[15]
Así lo vemos en la célebre Athrabeth Finrod ah Andreth,
donde se presentan dos visiones de la Tierra Media (concretamente en este
caso, del Destino de los Hombres) contradictorias entre sí. Al final nos queda
la pregunta sin respuesta, ¿cuál es la interpretación correcta? ¿A quién pertenece
el mito? El mito no es ya únicamente de Tolkien, es de la Tierra Media, todos
sus pueblos participan de él en mayor o menor grado, y, citando a Verlyn Flieger:
"El mito no pertenece a los Elfos, ni a los Hombres. Ni a la Cristiandad.
No puede ni quiere hablar con una voz única. Debemos agradecer a Tolkien el
coraje no solo de sus convicciones y creencias, sino también de sus dudas.
Tal honestidad en un escritor debería encontrarse con la misma honestidad
por parte de sus lectores. Sólo si podemos aceptar las múltiples voces, las
diversas interpretaciones y los puntos de vista enfrentados, sólo si podemos
ser tan honestos, tan dubitativos, tan esperanzados como el propio Tolkien,
sólo si podemos responder a la pregunta
«¿De quién es el mito» aceptando
que es –con toda su indeterminación e irresolución– de Tolkien, sólo entonces
podremos decir verdaderamente que es nuestro"
[16]
Hasta aquí ha llegado este
estudio cuyo objetivo inicial era establecer un canon tolkienista, algo de
lo que llevábamos hablando en el seno de la proto-Comisión de Historia y Geografía
desde hace mucho tiempo. Tras realizarlo soy consciente de que un Canon dentro
de la obra de Tolkien es algo utópico. El estudio de los fragmentos me lo
demuestra. No considero que el trabajo haya fracasado por ello. El Canon es
inalcanzable, pero tenemos en nuestras manos herramientas fruto de un estudio
serio y realizado sobre unas bases firmes. Todos los trabajos a los que
he tenido acceso intentan simplificar al máximo las vías de transmisión, perdiéndose
una gran cantidad de información en el proceso.
[17]
El mismo Tolkien nos ofrece nuevamente la llave a sus escritos:
Su obra "está hecha de cuentos recitados frecuentemente antes y en otras
partes, y de elementos que derivan de tiempos remotos más allá de la visión
o la consciencia del autor."
[18]
La respuesta estaba mas cerca de lo que creíamos. Nos la
ha dado el mismo Tolkien, pero no la habíamos visto.
En Valle a 10 de julio de 2000
Adanost Dúnadan Hir i Mberaid
Profesor de Historia Dúnedain
Universidad Autónoma de Númenor
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[1] Con excepción de algún caso concreto y actualmente bien delimitado gracias a La Historia de la Tierra Media, de Christopher Tolkien, como la reescritura de los fragmentos referentes a la Ruina de Doriath.
[2] Véase al respecto la Guía Completa de la Tierra Media, de Robert Forest y el prólogo de El Libro de los Cuentos Perdidos I
[3] Véase Ælfwine, de Luis Goñi, e Historical Bias, de Alex Lewis, para un tratamiento más detallado de este prejuicio de Imladris.
[4] Cf. La Serpiente Uróboros, de R. E. Eddison, otra obra cerrada sobre sí misma
[5]
Según se nos dice en el prólogo una copia exacta.
[6] Tenemos el caso de Dírhavel, el autor de la Narn i Chîn Húrin, perteneciente a la Casa de Hador, que compone su obra a finales de la Primera Edad en sindarin, empleando una métrica élfica (el Minlamed thent/estent).
[7] Beowulf: Los Monstruos y los Críticos en Los Monstruos y los Críticos y otros ensayos, pág. 40
[8] Los datos biográficos de Ælfwine provienen del trabajo Ælfwine de Atanelda, quien a su vez los extrae de Los Cronistas de Arda de Måns Björkman.
[9] Este es un tema recurrente en Tolkien, cf. Los Papeles del Notion Club
[10] Nuevamente un tema recurrente en Tolkien, tomado en este caso de los mitos irlandeses y presente en la mayoría de mitos de Europa. Cf. los hombres del mar en el Mediterráneo, los Atlantes de Platón, o los Reyes venidos del Mar del norte de Europa.
[11] Tres compañeros, al igual que los tres marineros que acompañaban a Eärendil en su viaje a Valinor.
[12] El nombre corresponde también a uno de los caballeros de la Tabla Redonda.
[13] Cf. Beowulf: Los Monstruos y los Críticos en Los Monstruos y los Críticos y otros ensayos pág. 35
[14] Morgoth's Ring, pág. 370
[15] On entering the same river twice: Mithology and Theology in the Silmarillion Corpus, de Kaj André Apeland.
[16] Whose Myth Is It?, de Verlyn Flieger.
[17] Véase especialmente Martin Baker y su postulación conocida como New Middle Earth, quizás la teoría más conocida al respecto.