Mundo, razas y género en Tolkien
(interpretado política, económica y socialmente)
Traducido por: Gandalf
Para
quien haya leído “El Hobbit”, “El Señor de los Anillos” o “El Silmarillion”
y otros trabajos asociados, la introducción al maravilloso mundo de la Tierra
Media – su historia y personajes parece sugerir una remarcada y poderosa alegoría en materias
tales como la genealogía de los géneros, razas y religiones. A pesar de la insistencia
escrita de Tolkien respecto a la contrariedad de “El Señor de los Anillos”; el trabajo de Tolkien es el producto
de un visionario que fundamentalmente
nos presenta un mundo alternativo usando factores de nosotros mismos
como queriendo, quizás, dar un significado de conceptualización a sus temas.
Como
una trilogía escrita por un autor masculino, uno debe tener en cuenta la teoría
del género en la literatura y en la cinematografía de Laura Mulvey, y su poderosa
concepción de la contemplación masculina. “El Señor de los Anillos” tiene
de alguna manera una definitiva y cauvinística apreciación de las mujeres como “damas”, quienes deben adherirse
al proteccionismo masculino. Esto puede ser claramente visto en el carácter
de Eowyn, quien representa el potencial de rebelión contra el sistema de valores
masculinos que caracteriza al mundo de Tolkien. Dejando de lado su feminismo
para tomar la apariencia de un soldado varón marchando hacia la “Batalla de
los Campos de Pelennor”, y por el obvio énfasis de parte de Tolkien de realzar
la importancia de su género en su enfrentamiento y derrota para con el “Señor de los Nazgûl”; el lector es inmediatamente
puesto en aviso de la poderosa contradicción interna entre la contemplación
masculina de Tolkien; y de su creencia en el rol de la mujer.
“¿Obstaculizarme?
Tú, tonto. ¡Ningún hombre viviente podría obstaculizarme!. Se mofó el espectro
del anillo hacia el disfrazado soldado llamado Dernhelm, quien responde:
“¡Pero ningún hombre viviente soy yo!. Estas mirando a una mujer” –
Eowyn.
Lo que
es interesante aquí, es que Eowyn debe revelar su género, y es este sobre énfasis de su género
lo que dice mucho respecto a la visión que tiene el autor con respecto a la
mujer. El “brillante cabello liberado de su lazo dorado sobre sus hombros”
de Eowyn, una vez más demuestra la clásica convención de la contemplación
masculina. De manera similar, en “El Mercader de Venecia” de William Shakespeare,
la imagen de pura, virgen y hacendosa hija que Shakespeare dibuja de Portia en
las escenas de apertura de la obra, la imagen perfecta de la contemporánea “dama” veneciana,
es aplastada cuando Portia se viste a sí misma como un abogado varón en defensa
de Antonio en contra del malvado Shylock y el vínculo. Evidentemente, vemos
en ambas, Eowyn y Portia el no sospechado retrato de una mujer como un revolucionario
social quien se rebela en contra de las duras ataduras de un sistema
patriarcal masculino. Tolkien y Shakespeare se revelan a sí mismos en la construcción
de estas dos heroínas como sobrestantes de este sistema de valores masculinos.
En ambos, “El Señor de los Anillos” y “El mercader de Venecia” vemos ambos,
el sospechado retrato de una mujer, como Galadriel o Arwen en las representaciones
tempranas de Portia, en contra de un retrato de mujer quien deja su feminismo
de lado, tal como Eowyn o la posterior Portia.
Irónicamente,
Eowyn y Portia deben asumir características masculinas en orden de vencer
al Señor de los Espectros del Anillo y a Shylock. Lo que alarmantemente vemos,
es uqe las mujeres deben convertirse en hombres para entrar en el mundo de los hombres que es la ‘guerra’ en “El
Señor de los Anillos”, para Eowyn, y ‘Venecia’ para Portia, para vencer a
la maldad de los hombres. Subsecuentemente, la localidad de Belmont en “El
Mercader de Venecia”, como un seguro y establecido santuario contra los problemas de Venecia que representa el
ordenado mundo de las mujeres, tal cual como el hogar de Eowyn en Edoras que
ella también deja atrás.
De este
modo, las mujeres en el mundo de Tolkien son retratadas como puras y vírgenes damas, mucho de
los cual también se puede ver en la tradición de Shakespeare, aún Eowyn retrata una subversión de esta norma
cultural, en quizás un énfasis por parte de Tolkien (y Shakespeare) en el
potencial de una mujer en un tan rígido mundo patriarcal para engañar a los
hombres y ser capaces de lograr lo mismo, sino mayor gloria que sus contrapartes
masculinos.
Se pueden
encontrar representaciones alternativas del género en el trabajo de
Davis Edding, tal como “The Belgariad”, donde en personajes tan poderosos
como la Hechicera Estírica Sephrenia,
la Reina Ehlahna de Elenia, y el alarmante retrato de ‘niñas pequeñas’, la
Princesa Danae y Flauta como avatares mortales de la Diosa Infante Aphreal,
vemos la dominación de la mujer sobre los deseos de los hombres. El Príncipe
Sparkhawk responde a los deseos de estas mujeres, y en el rostro de su hija
Danae como Diosa Infante apreciamos una perversión sobre la tradicional relación
de un padre y un hijo. En Danae y Flauta como representativos mortales de
la Diosa Infante Aphrael, la poderosa dotación y casual aceptación de Sparkhawk
de su inferioridad hacia su hija suguire, quizás, una suerte de perversión
pedofílica que es indicativa a todos los personajes del trabajo de Edding.
En otro nivel, Sparkhawk como Annakha es revelado a ser el hijo de la entidad
Bhelliom. Para “El Señor de los
Anillos”, el rol de hijo a padre está claramente dividido, aunque se hace
claramente vago por las complejas relaciones genealógicas entre los
personajes, es decir – Arewn es hija de Elrond y nieta de Galadriel con Celeborn
en Lórien. En “La historia de Aragorn y Arwen”, Elrond no aprueba el romance
de Arwen con Aragorn basado en el hecho de difrencias raciales y culturales.
Tolkien
establece un estándar para el cruce – relaciones raciales en el género de
fantasía moderna. La división Elfo/Enano, el casi total conocimiento de la
inferioridad de ambos, Orcos y Trasgos como manifestaciones de la maldad manifestada
en Saruman en Orthanc, y de Sauron en Mordor. Y las diferencias entre Hombres
y Elfos están plenamente claras. Tolkien, evidentemente subordina la raza
de los Hombres a la ‘luz’, y a la ‘inmortalidad’ a los Elfos quienes se encuentran
en un creciente hastío de la Tierra Media debido a su Hogar Ancestral de Aman
y la ‘luz de Valinor’, en el prohibido Oeste a través del mar.
En “El
Silmarillion”, el marchitamiento gradual del cansancio de los Elfos de la
Tierra Media es hecho crónica mientras que las tendencias destructivas del
hombre son ensalzadas en el estilo
Atlántido de destrucción del continente de Númenor. En “El Silamrillion”,
los Enanos son la creación insubordinada del Valar Aulë. Creando esta raza
antes que los Primeros Nacidos de Ilúvatar – los Elfos – conlleva la rabia
del Padre de los Valar. “¿Por qué has hecho esto?” dice Ilúvatar a Aulë: “¿Por
qué has hecho algo lo cual sabes está más allá de tu poder y autoridad?”.
Y Aulë responde: “Como un hijo a su padre, te ofrezco estas cosas, el trabajo
de las manos a las cuales tú creaste.” De esta manera vemos una explicación
sobre las fricciones entre Elfos y Enanos como dos primeras razas opuestas
muy diferentes la una de la otra.
Para
la llegada de los Hombres, Tolkien establece que ellos son ‘usurpadores’ y
fáciles de subyugar – “los extraños, y los Inescrutables, loa malditos, los
de mano pesada, los temerosos de la noche, los hijos del sol...”- Tolkien
da, no obstante, una interesante visión
de la humanidad.
En los
trabajos de Tolkien, el nacimiento
de razas es primariamente catalizador entre la fricción social y la exploración.
La relación de Aragorn con Arwen es inicialmente cuestionada por su padre
Elrond, quien es él mismo mitad Elfo y mitad Hombre, mientras que Gimli y
Legolas superan sus fricciones raciales para la conclusión de “El Señor de
los Anillos”. Los Hobbits obtienen alguna suerte de reconocimiento mundial.
Irónicamente, los Hobbits y sus costumbres se parecen mucho a las nuestras,
mientras que los asuntos de los hombres – los Rohirrim y Gondor – están emparentados
con los Elfos, Mordor y el hechicero Saruman, Bombadil, los Entes, etc, parecen
muy distantes, alienígenos y melodramáticos. “Extrañas son las costumbres
de los Hombres”, comenta Legolas a Gimli, y posteriormente, ambos realizan
un ‘pacto’ cuando Legolas establece que sí ambos regresan salvo de su jornada Gimli lo acompañará al bosque de Fangorn,
y él, por su parte, acompañará a Gimli a las profundidades del Abismo de Helm.
La Tierra
Media, como nuestro propio mundo tiene sus inestabilidades raciales. Los Orcos
son los hijos ‘oscuros’ del caído Valar Melkor, y se vuelven sinónimo con
la maldad, el producto de siglos de cruzas genéticamente perversas criadas
con los hombres bajo el amparo de Sauron, quien, como Hitler persiguió y perfecciono
sus horrores científicos en la gente judía en Auschwitz. Los Elfos son el
símbolo de la luz y la inmortalidad, y los hombres (y los Hobbits), tienen
el potencial de la destrucción y subyugación – esto es lo que al parecer Tolkien enfatiza al
final de “El Silmarillion” y “El Señor de los Anillos”, ambos hacen un activo
comentario de un final de una fase a una nueva, de la dominación de los Hombres
mientras que los Elfos retroceden a y desaparecen más allá del mar.
La conclusión
de ambos, “El Silamrillion” y “El Señor de loa Anillos” proveen un mensaje
poderosamente alegórico. El fin
de la “Guerra del Anillo”, como la Segunda Guerra Mundial traen un cambio
socio político y cultural, el fascismo fue conquistado, pero la anterior sombra
del poderoso tirano del Marxismo Fundamentalista Soviético y el Bolchequivismo
aún sobreviven bajo el incompatible pacto entre los Poderes Democráticos y
la USSR, la cual se deterioró durante la Guerra Fría. Los Elfos comienzan
a marchar hacia el Oeste a través del mar, Sauron, como Hitler, se ha ido,
así como el Oeste venció la sombra del Nazismo, así también los Reinos del
Oeste de la Tierra Media derrotaron a las armadas orientales de Mordor. La
batalla por la libertad en contra de la esclavitud y el totalitarismo en “El
Señor de los Anillos”, es un paralelo directo de ambas Guerras Mundiales y
las historia de la humanidad. La paz es conseguida a través de la paranoia
cultural y social, Denethor es establecido como un símbolo de esta paranoia
que amenaza la desunión de los esfuerzos colectivos en “El Señor de los Anillos”,
cuando él toma su propia vida, como la USSR hizo cuando firmó su Tratado de
Paz con la Alemania Nazi en contra de la alianza occidental que esperaba aislar
y confinar el Nazismo; (lo cual Hitler traicionó con la invasión alemana a
la USSR en la “Operación de Barabarossa” en 1943).
Lo que
“El Señor de los Anillos” parece sugerir, es que las diferencias sociales
y raciales son vencidas cuando los intereses y libertades de cada cual se
ven amenazados por la invasión. Tolkien provee un paralelo fantástico de ambas
Guerras Mundiales en su novela, ya que él mismo establece en el prólogo de la novela que esta no fue su intención.
Últimamente, un mundo de fantasía como la Tierra Media puede ser formado solamente
de las características del mundo real en orden para el autor de que conduzca
su mensaje a un entendimiento y simpatía por parte del lector.
Visto
desde un contexto religioso, la Tierra Media de Tolkien tiene muchas y poderosas
asumiciones en la naturaleza
de la religión que sirve como una poderosa mezcla de ambos, el Cristianismo
Occidental y la Mitología Clásica. En “El Silmarillion”, la larga guerra entre
Melkor y los Valar trae una poderosa semejanza a la caída de Satán desde el
cielo y el deseo de regir la tierra en oscuridad como se aplica en el Apocalipsis.
En Sauron y Saruman, vemos el deseo de poder y el establecimiento de un ‘culto’
ritualista. En Angmar, hay un Culto al Señor Oscuro, sacrificios paganos ofrecidos
a Sauron y el Culto de Mordor – Sereg, el deseo del poder absoluto y las aspiración
a ser dios como estado base sí la ideología detrás de la “Guerra del Anillo”,
Suarón desea ser como Melkor (su anterior maestro), y Saruman como Sauron.
La corrupción del poder forma una parte integral en la narrativa de “El Señor
de los Anillos”, y el trabajo de Tolkien. La misma Galadriel admite su poderosa
tentación en el Anillo de Frodo: “ ...Por muchos años me he cuestionado que
debería hacer sí el Gran Anillo llegara a mis manos a mis manos, y ¡mira!,
fue traído a mi puño”, le confidencia ella a Frodo. “Me darías el anillo por
tu propia voluntad. En lugar del Señor Oscuro crearías una Bella y Terrible
Reina...más fuerte que los cimientos de la tierra”.
Por lo tanto, en el trabajo de Tolkien se nos presenta alguna clase
de vaga exploración de la divinidad y religión. Los Elfos son Inmortales,
hermosos – casi como dioses. En “El Silmarillion”, somos introducidos inmediatamente
al enigma que es Eru, “EL UNICO”, quien creó a los Valar de un “vástago de
su pensamiento”. Eru es configurado por Tolkien en la misma línea de nuestro
comprensivo Dios – como desconocido y todo poderosa fuente universal - , como Brahma, el supremo
espíritu de la religión Hindú o el misericordioso Dios del Nuevo Testamento.
Aún Eru y sus Valar también traen un poderoso paralelo clásico a Zeus – Rey
de los dioses en el Monte Olimpo en la mitología Griega. En novelas de fantasía
más recientes como la “Trilogía del Príncipe Dragón”, de Melanie Rawne, vemos
la manifestación de ‘Dioses’ de los mitos Célticos y Druídas de la Europa
Occidental (Gran Bretaña), y aú más enfatizados en el “Ciclo Pendragón” de
Stephen Lawhead, que más que ninguna otra cosa representa los conflictos entre
la creencia Druída y el esparcimiento del evangelio Cristiano en la Gran Bretaña
post-románica.
“El
Señor de los Anillos” es un caleidoscopio de los mitos Célticos, Nórdicos
y Teutónicos, así como también abarca técnicas medievales y góticas. En la
construcción de los Hobbits, Tolkien celebra mucho la cultura rural de Inglaterra,
mientas que a los Elfos, Enanos e incluso a los ‘hombres’, Tolkien les da
su propia autonomía cultural, de lenguaje y una historia detallada.
No obstante,
la Tierra Media, es un mundo es su propio derecho creado usando factores de
nuestro propio mundo al cual nosotros respondemos cuando de tiempo en tiempo
re leemos el trabajo de Tolkien en la Tierra media. “El Señor de los Anillos”
es una novela épica que resalta el importante rol de una raza no importante
como los Hobbits en la victoria contra Sauron. Tal vez no entendamos la cultura
de los Elfos, los Enanos y los Hombres de Gondor y Rohan, pero en los Hobbits,
Tolkien ha creado uno de los personajes más íntimos dentro de la literatura
inglesa. El lector responde a través de ellos, porque quizás ellos son un
enlace literario para el lector con el mundo de Tolkien. Así como ellos aprenden
muchas nuevas y maravillosas cosas acerca de su mundo, así también lo hace
el lector, y a causa de esto, los Hobbits son quizás los representantes del
lector en el mundo de fantasía de Tolkien. Sin ellos, “El Hobbit” y “El Señor
de los Anillos” sería de otra manera un lugar confuso y complejo.
Por
último, en el trabajo de Tolkien, un lector puede interpretar muchos paralelos
con nuestro propio mundo. Tolkien escribió casi la totalidad de “El Señor
de los Anillos” a través de dos Guerras Mundiales, y seguramente la asombrosa
realidad de la guerra debe haberlo inspirado en la escritura de la “Guerra
del Anillo” (Nota del traductor: respecto
a lo que se dice aquí debo discrepar con el autor de este ensayo debido a
que el mismo Tolkien en una de sus cartas a su amigo Unwin, declara que para
la fecha en que Inglaterra declaro la guerra a la Alemania Nazi, él se encontraba
en uno de los períodos más críticos de la escritura de “El Señor de los Anillos”,
debido a que había comenzado a reescribir, la continuación de El Hobbit, como
la llamaba hasta ese entonces, muchas veces y deja en claro que aún no sabe
en que dirección va la historia, y aún más le confía a su amigo que
los penosos hechos, refiriéndose a la guerra, lo han desanimado aún más.)
Ostensiblemente, la Tierra Media provee un escape de la realidad de nuestro
propio mundo, ya que este ensayo solamente
ha tocado brevemente en la superficie de muchos enlaces alegóricos
y similitudes con la sociedad contemporánea. Respecto a esto, un lector puede
encontrar un solaz y un escapismo en “El Hobbit” y en “El Señor de los Anillos”,
pero los problemas de la Tierra Media son y han sido los problemas de nuestro
propio mundo – y esto, quizás pueda hacérselo dificultoso al lector. Lo que
Tolkien nos ha dado es un mundo no muy diferente del nuestro, pero no obstante,
diferente. Verdadero, la alegoría quizás no fue la intención que Tolkien quiso
darle a su trabajo, pero no obstante esta ahí, haciendo al lector parte de
aquel mundo. Tolkien, en “El Hobbit” y “El Señor de los Anillos”, exitosamente
guía al lector a través de su mundo, reteniendo una posición de poder en la
manipulación de nuestras simpatías y emociones. Como el sistema de narrativa
clásica, el equilibrio está hecho pedazos, aún nos está del todo repuesto
en sus estado anterior, y la novela concluye con un aire de incertidumbre.
Finalmente, la Tierra Media de Tolkien es una experiencia poderosa e íntima,
no importa cuán maravillosa y aportadora pueda ser, es el producto de una
mente humana, e inevitablemente, del mundo real de la humanidad..