La Compañía del Anillo partió de Rivendel
después de despedirse de Elrond y de
Bilbo, que le regaló a su sobrino Frodo
la cota de mithril de los enanos y Dardo, su
espada. De camino a la Puerta de Moria les atacaron los huargos, terribles
lobos salvajes al servicio de Sauron, pero
la Compañía los abatió y llegaron a la Puerta,
que estaba cerrada mágicamente. Gandalf tras muchos intentos
descubrió que la palabra que abría la Puerta era mellon,
amigo en élfico, y justo cuando entraban
en Moria unos tentáculos salieron de la laguna artificial que
se había creado delante de la Puerta y estuvieron a punto de
arrastrar a Frodo al fondo. La Compañía, guiada por Gandalf, cruzaba los corredores
y escaleras de las inmensas cuevas que un día cavaron los laboriosos
enanos de Durin, que llamaron Khazad-dûm, y que ahora estaban
oscuros y abandonados, lo que entristecía profundamente a Gimli.
Juntos entraron en una gran sala por la que se colaba un rayo de luz, Mientras huían Gandalf oyó de los orcos la palabra Ghash,
fuego en su negra lengua, y se preguntó a qué se referiría.
No tardó mucho en averiguarlo, |