Saruman el Blanco fue el primero de los Istari, los Magos que fueron enviados a la Tierra Media para combatir a Sauron. Era, junto con Gandalf el Gris, el más poderoso de su clase. En las Tierras Imperecederas era conocido como Curumo, uno de los espíritus Maiar de Aulë el Herrero.

Cuando apareció por vez primera en la Tierra Media, vestía ropajes blancos, tenía el pelo negro azabache y hablaba con una voz sabia y hermosa. Los elfos lo llamaron Curunir, que significa «el de hábiles recursos». Viajó por la Tierra Media buscando la forma de vencer al Señor Oscuro. Pero al cabo de un tiempo se volvió orgulloso y deseó ser él mismo poderoso, pues había estudiado demasiado las malas artes de Sauron y cayó bajo su influjo.

En el año 2759, Saruman entró en Isengard y en la torre de Orthanc, y reunió allí a orcos, Medio orcos, uruk-hai y dunlendinos bajo un estandarte negro con una mano blanca. Quedó atrapado en las conspiraciones del Señor de los Anillos y se convirtió en su siervo sin darse cuenta. Se autoproclamó Saruman el Multicolor y, tras traicionar a Radagast el Pardo, capturó a Gandalf en Orthanc, aunque éste logró escapar ayudado por Gwaihir el Señor de las Águilas.

Pero en la Guerra del Anillo el poder de Saruman fue aniquilado por la combinación de la Marcha de los Ents sobre Isengard y la actuación de los rohirrim en la Batalla de Cuernavilla. Por último, su bastón fue roto por Gandalf y éste le quitó sus poderes mágicos. Saruman cayó tan bajo que buscó una mezquina venganza en la Comarca. Allí, en una patética apuesta por hacerse con el poder, Saruman fue superado por los hobbits y recibió muerte de su propio servidor, Gríma Lengua de Serpiente.