Gandalf y Pippin
cabalgaron a toda prisa en dirección a Gondor
a lomos del magnífico caballo Sombragrís, y
pronto llegaron a Minas Tirith. Allí ya los esperaban y Denethor el
Senescal de Gondor, y padre de Boromir, les
recibió y trató de sacarle información a Pippin, que a su vez se puso
al servicio del Senescal en pago a la valentía con él y Merry de Boromir. Pippin fue acogido por Beregond, un soldado de la Ciudad, y su hijo
Bergil le llevo a dar una vuelta para enseñarle Minas Tirith, mientras
Gandalf atendía a sus asuntos. El hobbit y
el niño vieron llegar a los ejércitos de Gondor capitaneados por los
más valientes hombres del país, en total tres
mil hombres, insuficientes para derrotar a Sauron
pero no había más disponibles y había que prepararse para la guerra. Mientras Merry, Legolas, Gimli y Aragorn seguían
con los hombres de Rohan, pero Aragorn debía
seguir otro camino, el Sendero de los Muertos y el enano
y el elfo decidieron acompañarle a los que se
unieron los treinta Dúnedain que venían del Norte buscando a su capitán,
mientras que Merry prefirió quedarse con el Rey Theoden y ponerse a
su servicio para no ser una carga para los demás. Aragorn partió hacia
el Sendero de los Muertos con su compañía y allí, en la Piedra de Erech,
convocó al ejercito de espíritus que en vida juraron lealtad a su antepasado
Isildur y no cumplieron su juramento. Los muertos siguieron a Aragorn,
que El Rey Theoden y sus tropas llegaron al Sagrario y allí le comunicaron que habían visto a una Sombra Alada, uno de los Nazgûl, y se prepararon para la guerra reuniendo a todos los hombres de Rohan y a sus caballos. Pero con un mensajero de Gondor llegó la Flecha Roja, que era la señal pactada hacía muchas vidas de hombre por la que Minas Tirith pedía ayuda a Rohan, y Rohan se dispuso para partir hacia la batalla. El Rey quería dejar en la Edoras a la Dama Eowyn y a Merry por considerar que no eran aptos para la guerra, pero Eowyn disfrazada de soldado ocultó al hobbit y juntos partieron con los soldados hacia la guerra. |