Mucho tiempo atrás dos hobbits pescaban en el Río Grande y uno de ellos, llamado Déagol, encontró un anillo. El otro, Sméagol, era un hobbit preguntón y curioso que se interesaba por las raíces y orígenes subterráneos, se zambullía en lagos profundos y cavaba y abría túneles en los montículos verdes. Era el cumpleaños de Sméagol y éste le pidió a Déagol que le diera el Anillo, pero Déagol ya la había dado un regalo y le dijo que lo quería para él, así que Sméagol lo estranguló y se quedó la joya.

El Anillo le hacía invisible cuando se lo ponía, así que Sméagol lo usó para sus maliciosos fines, hasta que empezó a ser impopular entre los demás hobbits, pues se dedicaba a robar y a andar de aquí para allá murmurando entre dientes y gorgoteando y por eso lo llamaron Gollum. Finalmente lo expulsaron de la familia, y bajo el efecto del Anillo recorrió la Tierra Media huyendo de la luz del Sol, para acabar en una caverna escondido del resto del mundo.

Fue en aquella caverna donde se encontró con Bilbo Bolsón. Por aquel entonces, por culpa del Anillo, se había convertido en una criatura miserable, con las patas palmeadas, el cuerpo delgado pero fuerte, unos miembros largos y huesudos con los que sacaba pescados que se comía crudos, unos ojos verdosos y brillantes adaptados a la obscuridad, y un pelo ralo que en nada recordaba al joven hobbit que fue algún día. Gollum ya sólo hablaba con el Anillo llamándolo Mi precioso con voz silbante, y refiriéndose a sí mismo en tercera persona.

Bilbo le robó el Anillo tras la lucha de adivinanzas, y Gollum venció su miedo por el deseo de recuperar su regalo de cumpleaños, y salió de la cueva. Gandalf y Aragorn lo encontraron pero se les escapó, aunque su captura sirvió para que el mago conociera la naturaleza del Anillo y su destino. Tras el consejo de Elrond Gollum siguió al Anillo, y después de la separación de la Compañía, alcanzó a Sam y a Frodo y tras una pelea se ofreció a guiar a los hobbits a Mordor. Durante el viaje Gollum discutió a menudo con Sam que no entendía porqué Bilbo y Gandalf no lo mataron cuando tuvieron ocasión, pero con Frodo pareció llevarse mejor por ser éste el portador del Anillo que aún seguía ejerciendo influencia sobre él, y le prometió fidelidad. Después de atravesar las Ciénagas de los Muertos, llegaron a la puerta de Mordor como les prometió Gollum, el Morannon, y ante la imposibilidad de atravesarla, Gollum sugirió tomar el camino de Cirith Ungol, donde les traicionó llevándoles hasta Ella-Laraña. Cuando escaparon Sam y Frodo Gollum los siguió hasta la Montaña del Destino en la meseta de Orodruin y allí atacó a Frodo para quitarle el Anillo, tras ver su titubeo a la hora de tirar la Joya al fuego. Lucharon y Gollum recuperó el Anillo pero en su alegría dio un paso de más y cayó al fuego junto con su Tesoro, y el dedo de Frodo.