Aragorn estaba buscando a Frodo cuando escuchó el cuerno de Boromir que llamaba desesperadamente. Aragorn encontró a Boromir apoyado en un árbol rodeado de cadáveres de orcos con la espada rota a la altura del mango, y con muchas flechas de penacho negro clavadas. Boromir antes de morir le confesó al montaraz su intento de arrebatarle el Anillo a Frodo, y le dijo que los orcos se habían llevado a los hobbits. Cuando llegaron Legolas y Gimli metieron a Boromir en una de las barcas con sus armas y las de los enemigos derrotados, y lo dejaron en el río Anduin. Así acabó la vida de Boromir, el hijo del Senescal de Gondor, defendiendo valientemente a los hobbits de los orcos, y arrepintiéndose de su locura.

Tras esta nueva pérdida Aragorn, Gimli y Legolas observaron las huellas del combate, y notaron la falta de dos bultos de viaje y una barca, de lo que dedujeron que los orcos se habían llevado vivos a Merry y a Pippin, y que Frodo había tomado el camino del Este en compañía de Sam, por lo que decidieron perseguir los tres solos a los orcos para tratar de rescatar a los dos hobbits, ya que el destino del Portador del Anillo estaba fuera de su alcance. En su persecución se encontraron con los hombres de Rohan, con los que estuvieron a punto de luchar, pero la sabiduría y el carisma de Aragorn hizo la paz y Eomer, Tercer Mariscal de la Marca de los Jinetes, tras hacerles prometer que irían a Rohan, les cedió dos de sus magníficos caballos mearas para que continuaran su persecución, aunque los Jinetes se encontraron primero con los orcos y acabaron con ellos sin encontrar ningún prisionero.

Siguiendo el rastro llegaron al borde del bosque de Fangorn, donde apareció un extraño viejo que espantó a los caballos y desapareció. Merry y Pippin, mientras tanto, estaban prisioneros de los orcos, que los llevaban a toda prisa con dirección a Isengard. Los hobbits preguntaron cuando tendrían oportunidad de descansar, pero los orcos se rieron de ellos y siguieron su desenfrenada carrera. Al final, en los lindes del bosque, Merry y Pippin aprovechando las disputas entre sus captores lograron escapar cuando atacaron los Jinetes de Rohan y de internaron en el bosque de Fangorn. Allí se encontraron con Bárbol el más viejo de los Ents, los Pastores de Árboles, quién les acogió en su casa y les dio de sus mágicos brebajes. Los hobbits le contaron su historia y Bárbol, sin apresurarse, decidió de qué lado estaba y convocó un Concilio de Ents para decidir lo que harían para combatir a Sauron y a su nuevo enemigo, Saruman. Los ents decidieron partir hacia Isengard y acabar con Saruman muy apresuradamente para lo que suelen hacer los viejos Pastores de Árboles.